8M. Día Internacional de la Mujer. Año 2025.

En el feminismo urbano, hay una tendencia general a mencionar lo que son los defectos de los hombres y las cualidades de las mujeres, pero los hombres tienen cualidades y defectos y las mujeres tienen cualidades y defectos. 

Los hombres son violentos, violadores, ven a las mujeres como un objeto, ganan más dinero, ocupan los puesto de liderazgo, son materialistas, fuertes, etc, mientras que las mujeres son afectivas, pacíficas, filósofas, maternales, idealistas. En resumen, algo así como: “lo que no son los hombres lo somos las mujeres.” Con excepción de ser inteligentes (¿qué es ser inteligente?).

Y en los estratos más básicos, tal vez pobres socialmente (o los extrapolados, tales como ricos contra pobres), seguirá siendo muy importante así mencionar la lucha de las mujeres, en donde sólo se valora el poder de los hombres y no se cuestiona si lo que hacen es bueno o malo hacia las mujeres o hacia los demás. Sólo las acciones importan, y el bando ganador. 

Es de mi apreciación sin embargo, que muchas mujeres también se centran en atacar al otro género sin ver sus propios defectos, y en querer enfatizar el estereotipo de “las mujeres son lo que no son los hombres”, y esto está mal en mi opinión, y frena incluso la lucha de las mujeres hacia igualdad. Si mantenemos las cosas así, seguirá siendo en extremo fácil para los hombres controlar a las mujeres a partir de lo que ellas “no son”. 

Para avanzar hacia la igualdad, como mujeres deberíamos también ver la general tendencia “de los defectos de las mujeres y las cualidades de los hombres.” Y en el reconocer nuestros errores podremos: 1. Trabajar nuestros errores para corregirlos. 2. Entender que constantemente, los hombres aprovechan que “los defectos de ellas son cualidades de ellos”, y en el hacer cosas que “ellas no pueden (o no quieren hacer)”, ellas poco podrán hacer con respecto a las maniobras de ellos. 3. Reconocer nuestras limitaciones en el actuar, a un nivel de individuos y no de género. 4. Continuando al segundo punto, en la sociedad se ha pre-instalado en las mentes de las mujeres un estereotipo de “la mujer cool”, donde ellas, alentadas por otras mujeres y para ser aceptadas ellas, piensan que deben actuar como esas otras mujeres. De otro modo serán discriminadas por su mismo género.    

Creo que, parte de la razón por la que hay la tendencia a buscar el estereotipo de “las mujeres son lo que no son los hombres” es porque una mayoría de ellas, y observando la sociedad en el tiempo, piensa que, ni aunque nosotras quisiéramos, “las mujeres podremos lograr lo que los hombres”. Así que se escudan en el: “tal vez no tendremos la misma energía, fuerza o las mismas motivaciones sexuales, pero somos más cautelosas, reflexivas, y sin necesidad de tantas piruetas lograremos decidir mejor y llegar a nuestras metas.” Un modo de proceder que acaba siendo el más cómodo para ese género. 

Por ejemplo es muy fácil para las mujeres notar cuándo un hombre está haciendo cosas de más, sólo motivado por alguna pelea con otro hombre, o por su propia idea sin contar la de la otra persona. Así que es muy fácil notar “cuándo las cosas no van por ahí”. Sin embargo, pienso que la educación juega un papel importante. Por ejemplo, fomentar el pensamiento científico en las mujeres empoderaría a las mujeres; a que ellas se dieran cuenta de sus propias capacidades y el alcance que ellas pueden tener sin la necesidad de terceros controlándolas o diciéndoles lo que tienen que hacer. Tener una plaza como científica en una universidad la defendería a ella de lo que un hombre fuera de ella quisiera imponerle a ella sólo por ser mujer. 

Sin embargo esto también puede redirigirnos a pensar que lo único que vale es “el poder”. Y una PHD en ciencias bien puede llegar a pensar que es mejor que otra sólo por estar en un puesto de poder. Lo cual nos lleva al tema de ser mejor o ser peor y la dualidad es natural, a veces incuestionable, pero también las dualidades generan desigualdades sociales. Y es entonces relativo decir que las mujeres estamos fomentando una igualdad social.   

Siendo mujer, me parece importante enfatizar que un criterio nos ayuda a combatir las múltiples ejecuciones de los hombres capaces de “redirigir” nuestras “decisiones” diarias hacia sus propios beneficios y si yo dejara que todos y cada uno de ellos en toda situación hiciesen lo que ellos quisieran que yo hiciera, yo nunca vería por mis propios beneficios ni por mi identidad como mujer. 

Me gusta más pensar que “el hombre y la mujer” son como una balanza en la naturaleza, de tal forma que: 1. Son medias naranjas. 2. Los hombres no pueden reemplazar a las mujeres y las mujeres no pueden reemplazar a los hombres. 3. Las preferencias sexuales e identidad de género son válidas independientemente de esto y a veces son suscitadas por esto. 

Aquí podríamos mencionar cómo hay una tendencia en la homosexualidad, de comportarse como alguien del género opuesto para conquistar a alguien que le gusta. Hay una tendencia en la transexualidad de comportarse como alguien del género opuesto. Y hay una tendencia en las mujeres heterosexuales en enamorarse del género opuesto basado en buscar lo que una “no tiene” (la atracción no suele ser puramente física).  

Nuestro mundo basado en jerarquías comenzando por la del patriarcado y llegando a las presidencias, religiones y órdenes mundiales hacen evidente al orden basado en el poder y cada quién vive experiencias individuales donde el poder siempre existirá y sería imposible combatir estas ideologías a partir de negar “la importancia del poder”. Y mucho más difícil es identificar cuándo los comportamientos individuales parecen ir en contra de la igualdad de género basado en nuestra necesidad de “alcanzar el poder individual por algún medio.”

Por ejemplo: “Saber mucho a veces significa apretar poco en cuestiones sociales del día a día. Y si quiero más dinero, puede que tenga que sacrificar tener que estar en constante lectura de libros.” Estaré entonces abogando por el dinero y viviendo en la circunstancia de las personas que quieren ganar dinero y en ese orden impuesto y altamente patriarcal. Lo cual es mi derecho de decidir como individuo, y no me vuelve automáticamente machista. Aquí se está pensando a consciencia, en las prioridades individuales y en sostener esa posición a pesar de todo.

Aquí ahora entraría, si tiempo tuviera, una lista de datos duros y referencias que sustentaran mis vagas palabras, que en otro caso podrían ser volteadas. Un contraejemplo sería la gimnasta olímpica que hace más barras que su esposo calisténico. Ejemplos en los que las manifestaciones materiales hablan más que la ideología y destruyen las palabras. La película de Anora donde es igualmente sexual el rol del hombre que el de la mujer en una historia de amor fugaz, y de cómo estas imágenes de la cinematografía suscitan deseos en la gente del día a día. Y de cómo no todo surge de lo que es una idea, sino también de lo que es y que se aprende a través del espacio material.

Siendo mujer y acorde con este ensayo, propondría mejor, volver a enlistar cualidades de los hombres y defectos de las mujeres; hacer sobre esto una conversación y una profundización de aquéllas cosas que impiden alcanzar la brecha de género. 

Los hombres no dicen en voz alta cuáles son los defectos de las mujeres, porque al no decir estas cosas las conquistan mejor, pero sí suelen ver los defectos de ellas y usarlos a su favor. Aprovechan también, la tendencia de las mujeres de no querer reconocer sus propios defectos. Las llenan de halagos por cosas bien mensas, pero si les funciona, bien. Lo cual no necesariamente le sirve a las mujeres para notar cómo cambiar para mejorar. En un peor de los casos las asustan, ignoran, atacan, y aprovechan que ellas soportan todo y asumen que siempre terminan cediendo ante lo que ellos nunca cederían. Aprovechan que ellas se disculpan de todo y se suelen sentir más mal sobre las cosas que acaban de hacer o decir. 

Un comentario en las redes sociales decía que los hombres actores que se desnudan son premiados por ello, pero que cuando las mujeres lo hacen son tomadas como prostitutas, lo cual es un verdadero ataque a las mujeres. Lo chistoso es que a veces, siendo mujeres, no pensamos que a los hombres también los atacan otros hombres, sólo que a ellos les importa menos, o lidian mejor con esos ataques, mientras que las mujeres se suelen sentir oprimidas, adicionalmente al peligro que el género masculino puede suscitarles. A veces otras mujeres viéndolas y criticándolas son las que les generan esa opresión, mientras que los hombres suelen preferir su propio estrellato por sobre las críticas de otros. 

Y aquí necesariamente llega el comentario de la necesidad de los grupos sociales y las amistades. Porque quien queda solo acaba perdiendo, o pudiera ser asaltado. 

Regresando al 8M, día internacional de las mujeres. Las marchas feministas, como toda marcha, tienden a reclamar aquéllas cosas de la sociedad que deben cambiarse, pero estas cosas para poder moldearse en el día a día deberían incluir trabajar sobre precisiones que el género femenino suele siempre querer pasar por alto, nuevamente permitiendo que los hombres siempre sean quienes den forma a las estructuras subyacentes y es algo que siempre termina por calarme. Hay cosas de la naturaleza humana a las que las mujeres deberían querer acceder aunque les sean incómodas, para poder alcanzar más poder material (su argumento es que a ellas no les interesa este tipo de mentalidad, pero en realidad sí; todas se quejan de que no hay suficientes mujeres en el poder).  Las marchas feministas dan discursos acerca del largo plazo, pero muchas personas no ven por las acciones del corto plazo que lograrían esos cambios esperados para el largo plazo, y tanto los hombres como los gobiernos siempre se aprovecharán de eso. 

Para cerrar esta breve reflexión, quiero hacer notar que, cuando una es atacada, las únicas reacciones viables son la defensa y el ataque. Generalmente el análisis que llevaría a lo que podrían ser las mejores respuestas se deja de lado. Por ejemplo, suele no ser totalmente comprendida la admiración oculta de las mujeres hacia los hombres; suele incluso manifestarse ésta con comentarios sobre la apariencia física de ellos, lo cual termina por proyectar sólo lo que es la perspectiva que ellos siempre han querido enfatizar por la vida. Pero durante el café de la mañana, “qué chava tan guapa”, sigue diciendo él. “Mi esposo, mi hijo y yo nos mudaremos a Suiza porque a él le dieron allá un trabajo”, sigue diciendo ella. Las mujeres se alían con los hombres cuando les conviene y se alían con las mujeres también cuando les conviene.   

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